Rolo fue un lorito... Pero no fue un lorito cualquiera, aunque no fuera un loro de raza... No era un bello papagayo de Centro America, de vistosos colores. Solo era un lorito que cualquiera que no lo conociera, llamaría despectivamente "una cotorra"... Hasta el día en que lo compre en la veterinaria, nunca había tenido oportunidad de tener uno, pero mi hija poseía uno de estos "bichitos", y por que el animalito se había aficionado tanto a mi, temiendo que un día se lo pidiera, me dio el dinero para que me comprara el mio propio... Por diciembre del 99, me descolgué por el negocio que los vendía y de una pecera hecha nido con aserrín, me mostró, unos cinco o seis loritos recién nacidos y casi sin emplumar. Me sorprendió verlos tan chiquitos, pero a decir del vendedor, era así como se los debia criar, para que no se hicieran salvajes y se acostumbraran al trato con los humanos... No sabia a cual elegir, pero uno de ellos se levanto entre los demás y allí no dude, ese era...Así que cargue con mi pequeño ser y me lo lleve conmigo, donde lo esperaba una amplia jaula, de malla Cima que le había fabricado con mucho cariño... A partir de ese día, cuasi como a un niño, me dedique a su cuidado, dándole de comer cada hora, con una jeringa, una mezcla de Vitina con leche, cada vez que notaba que su buche se hallaba a punto de vaciarse... Y fue creciendo de a poquito, en compañía de "Male", nuestra gata gris, a quien le complacia tirarse de costado a su paso vacilante para juguetearle con las patas... Y así empezaba mi día, con el saliendo de el Taperware, en lo acondicionaba para dormir en mi mesa de luz (ya que por sucio, no lo podía dejar dormir conmigo, además de pretender cortarme con su pico, los cabellos, como hacia con los bigotes de Male) y caminado hacia la cocina mientras la gata le hacia juegos, salíamos todos caminando hacia el negocio que tenia en mi misma casa, el Chino, mi perro negro, la Male, la gata y Rolo el loro, quien junto con Male se subían al mostrador para asombrar a la gente que pasaba y los veía... Así pasaron unos meses y por cosas de la vida, me separe y me fui a trabajar a Marcos Paz. Y por lógica, Rolo fue una de las pertenencias que me acompañaron sin ninguna discusión, viajaba conmigo, si era en la moto, en mi campera asomando la cabeza desde mi pecho, ya que lo llevaba apretado subiendo el cierre, o en su defecto, en el respaldo del asiento de la camioneta, lugar de su preferencia y de donde atacaba a la muchacha del surtidor de combustible, cuando esta lo quería acariciar... Y así llegamos al nuevo siglo, con las espectativas que muy pronto las autoridades se encargaron de derrumbar y con ellas, caía también el negocio que teníamos, por tanto, tome la decision de separarme de mi socio y emprender por mi cuenta otra cosa mas humilde pero que siempre me había permitido subsistir... Así que alquile otro local mas chico y mas separado del centro y allí fui con mis herramientas y esperanzas... Una mañana, llegue al local con cosas con que ir armando todo y Rolo obviamente conmigo. Cuando baje de la camioneta, lo deje agarrado de la reja de entrada y fui a buscar unos caños y cuando pasaba junto a el, se espanto y salto al suelo y sin mas salio caminado detrás mio, cuando no se de donde, apareció
una perra que merodeaba siempre por allí y lo atrapo entre sus dientes. Yo desesperado, salí corriendo y gritando detrás del animal que al verme enfurecido, soltó al loro, al que levante con mucho cuidado, para ver cuanto estaba de herido... Me pareció, que era mas el susto que tenia que lesiones, así que lo envolví con unos trapos y le arrime agua, esperando que solo hubiera sido solo un susto. Pero para el medio día, era evidente que el animal estaba peor de lo que imaginaba y en las primeras horas de la tarde murió... No se si seria por el cumulo de cosas había estado viviendo por esas épocas, o porque realmente me afecto, volví con mucha angustia a mi casa, llevando el cadáver del animalito compungido como si se me hubiera muerto un hermano... Lo coloque en una caja de telgopor y lo acomode en el lugar que viajaba siempre, o sea en el respaldo del asiento y cuando llegue a mi casa, llore, llore, como pocas veces lo he hecho por nadie en mi vida... Y es esta historia que me dejo con la nostalgia de haber perdido un amigo,El mejor, el que estuvo en momentos tristes y alegres de mi vida, cuando uno es uno y su circunstancia. Y vaya que en el 2000 la era!... Así que sin pensarlo mucho, cuando recorría las opciones para elegir puntero, este que verán de flecha, es sin ninguna duda, el mejor que pude encontrar, porque su figura me lo recuerda así, moviendo graciosamente su cabecita, como cuando me acompañaba en mis correrías... mario.
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